El Primer Contacto: Cuando el Café Dejó de Ser Solo una Bebida
Mi viaje de consumidora normal de café al café con propósito comenzó en una crepería en Highbury & Islington, Londres, donde el café era solo una parte más del menú. Pero un día de formación lo cambió todo. No fue solo aprender a extraer un buen espresso o texturizar la leche, sino entender que detrás de cada taza había historias, culturas y desigualdades profundas.
Lo que más me impactó fue el contraste brutal entre los países productores (donde el café se cultiva con esfuerzo infinito) y los países consumidores (donde lo tomamos casi sin pensar). Esa contradicción se convirtió en una obsesión.
El Café de Especialidad: Café con propósito... y Contradicciones
Mi sed de conocimiento me llevó a James Hoffmann, cuyos vídeos y libros me abrieron los ojos al café de especialidad. Aprendí sobre la planta del café, sobre variedades, perfiles de tueste, métodos de extracción y la importancia de la trazabilidad.
Encontré trabajo en una cafetería de especialidad situada en Bank (Londres), donde el café se trataba con reverencia. Allí no solo me pagaban por prepararlo, sino por estudiarlo. Cada día era una nueva lección: calibrar molinos, analizar TDS, catar diferentes cafés de filtro, aprender sobre distintos orígenes y sabores, aprender sobre latte art… Cada día, cada café que hacía pensaba en los caficultores y lo hacía lo mejor que podía en honor a ellos y ellas. Pero incluso allí, entre tanta pasión por el café, primaba los números y cuántos cafés hemos vendido al verdadero vínculo con quienes lo cultivaban.
Entre este desgaste y otras circunstancias en mi vida, decidí viajar un año por el mundo. En estos viajes, mi hilo conductor al llegar un sitio nuevo era el café de especialidad (pero eso da para otro blog).
Café de Especialidad en España: Ética en el Menú, Explotación en la Práctica
Al volver a España, quise seguir en el sector, pero el contraste con Londres era abismal. Trabajé en varias cafeterías en Madrid y noté que: La limpieza de la máquina no era prioridad o no tan a fondo como había aprendido en Londres, el conocimiento sobre café de especialidad era más superficial, el ritmo era más lento, pero también menos riguroso.
En Barcelona, creí encontrar mi lugar ideal: una cafetería pequeña donde el dueño hablaba de comercio justo, transparencia y respeto al productor. Pero pronto vi la realidad: Los precios de compra seguían siendo injustos, no había verdadera conexión con las fincas y que realmente era marketing, no filosofía.
Lo mismo pasó en los dos sitios siguientes. Me di cuenta de que muchas cafeterías de especialidad hablaban de revolución, pero seguían replicando el mismo sistema de siempre.
Más allá del greenwashing: buscando café con propósito en una industria desigual
Mientras trabajaba en estos sitios, seguía investigando y me di cuenta que hay mas gente que no se conforma con el greenwashing del café de especialidad, que habla del precio del café y que busca construir alternativas más allá de las certificaciones vacías. El problema nunca fue el café en sí, sino el sistema que lo convierte en un producto de lujo mientras ignora a quienes lo cultivan.
Hoy, desde fuera de la industria, sigo batallando con teclas en lugar de máquinas de espresso. Te invito a reflexionar sobre las injusticias, pero también para celebrar a quienes hacen las cosas diferente: los que pagan precios que dignifican, los que nombran a los caficultores como colaboradores y no como proveedores anónimos, los que beben cada taza como un acto consciente.
En AC&AS sabemos que un grano de café puede ser mucho más que una bebida: es un puente entre mundos, un gesto político y, sobre todo, una deuda pendiente con las manos que lo cosechan.
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